Descubriendo a Pedro Infante: el hombre detrás del ídolo
Cuando uno escucha el nombre de Pedro Infante, es casi inevitable pensar en su sonrisa pícara, su voz que acaricia el alma y ese carisma inconfundible que lo volvió inmortal.
Detrás del mito, hubo un hombre sencillo, con sueños humildes, contradicciones, dolores y una vida que muchas veces se ha contado a medias. Hoy a 68 años de su muerte recordamos al hombre y al artista.
Orígenes de barrio, corazón de familia
Pedro nació un 18 de noviembre de 1917, en Mazatlán, Sinaloa, aunque su infancia la vivió en Guamúchil, un pueblo que siempre llevó en el corazón. Era hijo de un músico de orquesta, lo cual explica que desde chiquito se le metiera la música en la sangre. Pero pocos saben que antes de ser famoso, Pedro fue carpintero. De hecho, aprendió a fabricar sus propios muebles y pasaba horas puliendo la madera como quien pule un sueño.
La voz que tardó en ser escuchada
Contrario a lo que se piensa, Pedro no fue un éxito instantáneo. Tuvo que tocar muchas puertas en la radio y cantar en estaciones pequeñas antes de llegar al cine.
Le gustaba participar en concursos musicales y llegó a hacer pequeñas presentaciones con su banda. Incluso tocó en la orquesta que dirigía su papá. Pero de la mano de éste, fundó la orquesta La Rabia, con la cual padre e hijo se presentaban en bares y cantinas. Pedro Infante siguió estudiando guitarra y refinando su voz.
Pero no fue hasta finales de la década de 1930 que se mudó al Distrito Federal cuando María Luisa León, quien se convertiría en su primera esposa, lo persuadió de irse a buscar oportunidades para desarrollar una carrera artística. En su primer papel apenas tenía una línea y ni siquiera fue protagonista. Pero su perseverancia era de acero, como su carácter. Lo suyo no era la fama, era cantar, actuar y emocionar.
El eterno aprendiz
A pesar de ser un ídolo, Pedro nunca dejó de estudiar. Tomaba clases de actuación, de canto, de pilotaje… sí, porque también fue piloto aviador. Y no como hobbie, lo tomaba tan en serio como todo lo demás. Se levantaba temprano, practicaba sin descanso, y tenía esa humildad que solo los grandes de verdad conocen. Nunca se creyó superior a nadie.
El hombre que amaba intensamente
Pedro fue un romántico incurable. Se casó joven y tuvo varios hijos, aunque su vida amorosa fue complicada, marcada por separaciones y amores que nunca terminó de soltar. Su relación con Irma Dorantes fue una de las más conocidas, pero también una de las más polémicas. Amaba con intensidad, y muchas veces esa pasión le costó lágrimas en privado.
El que no olvidó sus raíces
Aunque la fama lo llevó a las cimas más altas, Pedro nunca dejó de visitar a su gente. En sus giras, siempre tenía tiempo para tomarse un café con los técnicos, saludar a las doñas en el mercado, o dar un beso a los niños que se le acercaban. Decía que la fama no le pertenecía, que era de la gente.
Su muerte, el inicio de la leyenda
Un 15 de abril de 1957, el país se quedó mudo. Pedro Infante había muerto en un accidente aéreo en Mérida. Tenía apenas 39 años, pero ya había dejado una marca imborrable. Muchos no lo creyeron. Algunos aún hoy dicen que vive escondido, como si nos negáramos a dejarlo ir. Porque Pedro no solo era un artista: era un reflejo de lo que México soñaba ser.
9 datos poco conocidos de Pedro Infante…
El primer trabajo de Pedro Infante fue mandadero en la Casa Melcher, una de las residencias más destacables de todo Sinaloa.
Además de la guitarra, tocaba la batería y el violín
No tomaba alcohol porque pensaba que era malo para su desempeño en los deportes
Le gustaba reunirse con amigos y tenía la costumbre de cortarles el cabello él mismo.
Pedro grabó canciones en náhuatl, por amor a las culturas indígenas.
Era aficionado al boxeo y practicaba con sparrings reales.
Participó como doble de acción en sus inicios en el cine.
En la vida real, era muy tímido, y a veces le costaba dar entrevistas.
Tenía un ritual antes de cada presentación: tocaba madera y le pedía a su madre, ya fallecida, que lo acompañara.
🎬 Las películas más recordadas de Pedro Infante (y sus secretos de camerino)
1. Nosotros los pobres (1948)
Dirigida por: Ismael Rodríguez
Dato curioso: La cinta fue tan exitosa que las salas de cine tuvieron funciones de madrugada para poder con la demanda. Pedro, que interpretaba al inolvidable "Pepe el Toro", iba personalmente a las funciones a ver la reacción del público.
Extra: Se dice que Pedro lloraba de verdad en la escena de la cárcel, y no por el guión, sino porque acababa de recibir malas noticias sobre su familia.
2. Ustedes los ricos (1948)
Secuela directa de “Nosotros los pobres”
Dato curioso: Durante el rodaje, Pedro se fracturó una costilla en una escena de pelea, pero continuó grabando sin avisarle al director. Cuando por fin lo confesó, ya era demasiado tarde… ¡la película estaba casi terminada!
3. Tizoc (1957)
Con María Félix
Dato curioso: Pedro ganó el Oso de Plata en el Festival de Berlín como Mejor Actor, algo rarísimo para un actor latino en esa época. A pesar de sus diferencias fuera de cámara, María Félix siempre reconoció que Pedro era un actor natural, sin necesidad de técnicas o poses.
Extra: La película fue una de las pocas en donde Pedro usó un maquillaje especial para representar al indígena Tizoc. Se preparó estudiando dialectos indígenas y practicó caminar descalzo durante semanas.
4. Pepe el Toro (1952)
Cierre de la trilogía "Pepe el Toro"
Dato curioso: El apodo “Pepe el Toro” pegó tanto que Pedro lo usaba como seudónimo en los hoteles para no ser reconocido. Decía que ese personaje era “el que más se parecía a él”.
5. A toda máquina (1951)
Con Luis Aguilar
Dato curioso: Aunque parecían compadres inseparables, Pedro y Luis tuvieron varias discusiones fuera de escena. Sin embargo, eso solo hacía que la química en pantalla fuera más explosiva. ¡Los dos eran unos galanes de cuidado!
6. Escuela de vagabundos (1955)
Con Miroslava Stern
Dato curioso: Esta película fue de las últimas que hizo la actriz Miroslava antes de su trágico suicidio. Pedro la estimaba mucho y se dice que quedó muy afectado por su muerte. La escena donde bailan juntos fue improvisada casi por completo.
7. Dos tipos de cuidado (1953)
Con Jorge Negrete
Dato curioso: Nadie creía que dos gigantes del cine y la música pudieran compartir pantalla sin competir… pero sucedió. En realidad, Pedro admiraba profundamente a Jorge Negrete, y aunque tenían estilos diferentes, la rivalidad solo existía en el público, no entre ellos.
Extra: Para algunas escenas, ¡cantaron en vivo! Nada de playback, puro pulmón.
8. El inocente (1956)
Con Silvia Pinal
Dato curioso: Pedro se encariñó tanto con Silvia que le mandaba flores cada lunes durante el rodaje. Silvia, por su parte, siempre dijo que Pedro era “el hombre más amable que había conocido en el cine”.
🎥 ¿Sabías qué...?
Pedro prefería las escenas sin dobles. Montaba caballos, manejaba motocicletas y hasta hacía piruetas reales.
Aunque no era cantante de formación, grabó más de 300 canciones y tenía un oído privilegiado: con una sola escucha, se aprendía la melodía.
En algunas escenas, grababa sin guion, confiando en su memoria y carisma para improvisar los diálogos.
Pedro Infante fue mucho más que un ídolo de la Época de Oro del cine mexicano. Fue un hombre de carne y hueso, de barrio y con corazón grande. Uno de esos que no se repiten, y que siguen vivos cada vez que escuchamos Amorcito corazón o vemos Tizoc con los ojos húmedos.
“Los grandes no mueren, se vuelven canciones.”